miércoles, 9 de enero de 2008


“Cada vez que te sientas extraviada, confusa, piensa
en los árboles, recuerda su manera de crecer. Recuerda
que un árbol de gran copa y pocas raíces es derribado
por la primera ráfaga de viento, en tanto que un árbol
con muchas raíces y poca copa a duras penas deja
circular la savia. Raíces y copa han de tener la misma
medida, has de estar en las cosas y sobre ellas: sólo
así podrás ofrecer sombra y reparo

sólo así al llegar
la estación apropiada podrás cubrirte de flores y de
frutos. Y luego, cuando ante ti se abran muchos
caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno
cualquiera al azar: siéntate y aguarda.
Respira con la confiada profundidad que respiraste
el día que viniste al mundo, sin permitir que nada
te distraiga: aguarda y aguarda más aun.

Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón.
Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve.”